Climate 411

Eiffel Tower at sunset. (Source: Pixy)

Last Saturday, December 12, was the fifth anniversary of the Paris climate agreement, and countries around the world gave it a proper (virtual) fête, filled with announcements on how countries planned to step up their action to curb climate change. Although some of the announcements represented modest steps forward, the overall effect of the event was to capture the growing climate momentum of recent months rather than break new ground.

The event also got many observers thinking back to that other Saturday in Paris, five years ago, when the agreement was approved – and, inevitably, weighing what the future will bring for the accord.

As we head into 2021 and draw closer to the annual international climate negotiations in Glasgow next November (known as COP26), three issues will increasingly dominate the discussion: the need for greater ambition in setting the next round of targets; a shift from negotiations to implementation, not only at national level but also among key global sectors like aviation and shipping; and the enduring importance of the rules for monitoring and reporting emissions, known as the “enhanced transparency framework.” Read More »

Esta publicación fue corredactada por Bärbel Henneberger.

** Este es el segundo blog de nuestra serie que explora los desafíos para la participación efectiva de los Pueblos Indígenas en foros internacionales de política climática.

La tercera reunión del Grupo de Trabajo Facilitador (FWG-por sus siglas en inglés), que fue la primera reunión oficial en el año 2020 de la Plataforma de Comunidades Locales y Pueblos Indígenas (LCIPP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, tuvo lugar virtualmente entre el 5 y el 8 de octubre.

En nuestro blog anterior, presentamos un resumen de las preocupaciones planteadas por Estebancio Castro, Representante para la Región Sociocultural Indígena de la ONU: Centro y Sudamérica y el Caribe, ante la CMNUCC LCIPP, sobre las reuniones virtuales y la participación efectiva de los Pueblos Indígenas. Sus preocupaciones eran muy válidas, ya que durante la reciente reunión del FWG, la participación de los Pueblos Indígenas, especialmente de las regiones con conexión a internet inestable, fue bastante difícil. En este blog, discutiremos estas barreras clave para la participación virtual, así como también cubriremos algunos de los avances que el FWG pudo hacer, los próximos pasos y las lecciones aprendidas.

Captura de pantalla de la reunión virtual de LCIPP de octubre, con la presencia de Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva de la CMNUCC. Foto de Bärbel Henneberger.

Participación efectiva: virtual vs presencial

El poco tiempo para las presentaciones y los debates (4 días, 3 horas al día) dificultaba la participación en intercambios más profundos. Generalmente, algunos participantes tenían mala conectividad a internet que falló repetidamente durante la reunión. Otros participantes no pudieron participar en absoluto porque no tenían acceso a internet. Además, se necesita una conexión a internet estable para acceder a los materiales de la reunión antes del inicio de la reunión. A medida que el trabajo del FWG se vuelve más técnico, los participantes deben tener acceso a estos documentos y más tiempo para analizarlos. Debido en parte a estos problemas, el FWG acordó reprogramar las reuniones regionales de los poseedores de conocimientos indígenas hasta que COVID-19 esté bajo suficiente control para permitir las reuniones cara a cara, reconociendo que los protocolos indígenas, como las ceremonias de apertura y las bendiciones de los participantes mayores, necesitan ser respetados. Sin embargo, otras actividades continuarán virtualmente, incluso si esto significa que para algunos, la participación efectiva no está garantizada.

Está claro que, hasta ahora, la pandemia de COVID-19 ha hecho que sea muy difícil para el FWG completar las tareas definidas en el plan de trabajo de dos años de la LCIPP. Algunas actividades han tenido que posponerse hasta que las reuniones presenciales sean posibles de realizarse. Read More »

Guest blog by Reverend Michael Malcom 

I was born into a working-class family in Decatur, Georgia. My mother and father were both in the home and worked full time jobs. I can remember times going without water, gas, or lights. I can recall a time when I was out with friends and one of them joked on my nails being dirty.

I was ashamed to say that we were without gas at that time and I could barely boil enough water on a hot plate to wash up. It was not that my parents were not working. It was that the utility bill was more than their family could afford. They were making the hard decision of ensuring we had a meal or if we had gas. That month, they decided on the latter.

Many years later, I found myself still unable to escape that same vicious cycle. Like my parents, my wife and I both work, yet we still make brutal decisions between adequately feeding our family and paying utility bills that are typically over $500 per month.

Our story is all too common: Energy insecurity is among the most persistent injustices impacting Black and brown people.

According to a recent report from the American Council for an Energy-Efficient Economy (ACEEE), 25% of Americans pay more than 6% of their income on energy bills even before COVID-19 hit. Of those people, 13% pay more than 10% of their income on their energy bills. Nationally, 67% of low-income households face a high energy burden. And of those households, 60% have severe energy burdens. Read More »