Este artículo fue escrito por Steve Schwartzman, director de políticas de bosques tropicales.
“Brasil ha vuelto”, dijo el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en su discurso del 16 de noviembre ante la COP27 en Sharm El-Sheikh, Egipto. Pero se trata de un Brasil mucho más sensibilizado con el cambio climático, la deforestación de la Amazonia y los derechos de los Pueblos Indígenas que el que asumió Lula cuando llegó a la presidencia por primera vez en 2003.
Durante su discurso, Lula prometió eliminar la deforestación en Brasil para el 2030, crear un Ministerio para los Pueblos Indígenas, y medidas contra el crimen ambiental, que ha empeorado bajo el gobierno de Jair Bolsonaro. También habló de un regreso a los “valores civilizadores” defendidos por su ex ministra de Medio Ambiente y ahora diputada electa, Marina Silva.
Estos anuncios fueron acogidos con gran entusiasmo por el público de Lula en Sharm El-Sheikh, donde los negociadores del clima, la sociedad civil, las empresas y otros interesados en la lucha contra el cambio climático se reunieron por dos semanas en noviembre.
La perspectiva de que Brasil vuelva a liderar las negociaciones internacionales sobre el clima, así como la promesa de una acción firme para combatir al cambio climático, son ambas desarrollos muy importantes en el movimiento climático.
Lula se adhiere a la acción climática
La presencia de Lula en la COP en si misma es una señal de la evolución de las opiniones del próximo mandatario brasileño. En 2002, el entonces presidente electo Lula no habría sabido qué hacer con una invitación a la cumbre anual sobre el clima. El cambio climático y la protección de la Amazonia no eran entonces una prioridad para Lula ni para muchos brasileños. En 2022, el presidente electo Lula ha prometido celebrar una futura COP en un estado amazónico en Brasil.
Lula se ha comprometido a poner fin a la deforestación de la Amazonia y ha anunciado que Brasil volverá a comprometerse con los donantes internacionales para reactivar el Fondo de la Amazonia para ayudar a pagar la lucha contra la deforestación.
Hacer los derechos de los Pueblos Indígenas una prioridad
Muy significativo es el enfoque de Lula hacia los Pueblos Indígenas y las comunidades locales. Durante su discurso, reiteró su compromiso de hacer de los derechos de los Pueblos Indígenas una prioridad más alta que nunca en su gobierno.
Al día siguiente de su discurso en la COP, celebró un evento de alto nivel con líderes Indígenas de todo el mundo. Las personas que estuvieron presentes en la sala nos contaron cómo una sensación de felicidad y alivio impregnó a los asistentes. “Se ha comprometido a hablar en nombre de los Pueblos Indígenas y a ser un líder político que aprovechará nuestras estrategias y propuestas en los debates sobre la biodiversidad y el cambio climático”, así resumió la reunión Harol Rincón Ipuchima, Coordinador de Cambio Climático y Biodiversidad de la COICA y Co-Chair del Caucus Global de Pueblos Indígenas ante la CMNUCC.
O como nos dijo Elcio Manchineri, Coordinador General de la COIAB, Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña: “Poder participar en el nuevo gobierno será muy importante para nosotros los indígenas, y para Brasil”.
Liderazgo climático
Lula también abordó directamente cuestiones claves en las negociaciones, como el tema de pérdidas y daños y el compromiso de los países desarrollados con la financiación de la adaptación para los países pobres, de una manera más informada y comprometida que la que hemos visto en presidentes anteriores brasileños. En este momento, Lula parece estar preparado para ejercer el liderazgo en materia de cambio climático que el mundo necesita de Brasil.
Todos estos son motivos de esperanza en la lucha contra el cambio climático.
El consenso científico es que la selva amazónica se está acercando a un punto de inflexión, más allá del cual una gran parte de la selva se transforma en una sábana de matorrales. La pérdida masiva de árboles y vegetación podría liberar suficiente carbono a la atmósfera como para asegurar las consecuencias catastróficas del cambio climático en todo el mundo. Otros cuatro años de promoción agresiva de la deforestación y de invasión de los territorios Indígenas empujarían, en opinión de muchos observadores, a la Amazonía por encima del punto de inflexión.
No podemos subrayar demasiado la importancia de la probabilidad de que Brasil vuelva a tomar acciones concretas para detener la deforestación de la Amazonia. Los 60 millones de brasileños que votaron por Lula pueden haber votado para salvar el planeta.